Comprar plantas, sólo porque son bonitas o regarlas con más agua de lo debido son los errores más comunes que hacemos cuando no se conoce el mundo de la jardinería. Siempre hay una primera vez, y aunque parezca fácil cuidar de un ser que ni se mueve, ni habla… hay que saber cómo hacerlo. No se necesita tener ninguna carrera universitaria, pero como todo en esta vida hay que poner ganas y un poquito de interés a la hora de cuidar plantas.
Si es la primera vez, empieza con alguna planta fácil, como, por ejemplo, los potos. Son plantas resistentes y perfectas para iniciarse en este mundo, soportan bien la escasez de luz y agua. Es una buena opción ya que muchas veces, sin darnos cuenta, empezamos la casa por el tejado. También es importante escoger plantas que se adapten al clima del lugar, ya que no todas son aptas para todos los lugares.
Otra característica que se nos olvida es si la planta que escogemos es de interior o de exterior. Muchas tienen unas necesidades específicas y estrictas. Para ello es importante conocer de que especie es y que mimos necesita. Un elemento imprescindible es la luz. Muchas veces tenemos plantas en la mesita de la sala que quedan muy bien estéticamente pero no les llega la luz necesaria. Averigua los requerimientos de sol para la planta y muévela a una ubicación que cumpla esas condiciones. Por ejemplo, las ventanas con orientación al sur tendrán más horas de sol que las ventanas que miran al norte.
Utilizar la maceta adecuada es fundamental a la hora de cuidar las plantas, cuando llegan de la tienda vienen con las raíces apretadas y necesitan su espacio, para eso se recomienda trasladarlas a una más grande. Pero espera unos días, ¡sino la planta se estresa. Respecto a las de macetas es importante que tengan agujeros en el fondo y echarles abono, ya que a las plantas hay que seguir alimentándolas con los sustratos que necesitan.
Otro de los problemas más comunes que encontramos en el cuidado de una planta es el riego. O nos pasamos con el agua y la ahogamos, o se nos muere por sequía. Para evitar este problema te damos tres consejos:
1.Coloca una capa de piedritas en el fondo, así evitaras que se encharque la parte de abajo.
2.Cuando riegues moja bien la tierra y, si sale un poco de agua por los agujeros de abajo, mejor.
3.Deja que la tierra se seque antes de regar otra vez. Las plantas al quedarse sin agua utilizarán sus raíces para buscarlo y así crecerá antes.
Otras veces, las tenemos en sitios de mal acceso y con el paso del tiempo nos olvidamos de regarlas y terminan muriéndose.
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Por ultimo y no menos importante; a las plantas hay que prestarle un poquito de atención. De vez en cuando, es importante darse una vuelta por casa y mirar las plantas que tenemos, como están, limpiarlas, observarlas… incluso si os animáis hasta hablar con ellas. Así nos daremos cuenta más fácilmente si algo va mal y poder salvarlas. ¿Te atreves a empezar?
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